Javier de Benito
Gea
Junio 2016. Bronce
85 x 50 x 50 cm.
(imagen gentileza del artista)
Fundiendo Gea
Cargo el crisol, cierro la tapa del horno, acoplo el mechero de gasoil y encendemos. Durante esa hora y cuarto que tarda el metal en fundirse es uno de los momento más satisfactorios del trabajo, es un momento de nerviosismo pero con cierto sosiego que te permite ir recordando todos los pasos dados y cómo afrontar los siguientes.
Imaginarte como saldrá la pieza y si todo ese maltrato controlado dará lugar a esos errores buscados, esas perrerías que le hago a la cera para buscar la frescura del fallo, que imprimirá el bronce en un molde previamente castigado con técnicas no muy heterodoxas para conseguir una catástrofe maravillosa.
Adueñarme de todas esas casualidades sin ningún complejo porque el controlar todo el proceso en mi taller me une a la pieza aunque esté en el “aire” metafórica y explícitamente esperando al volcado de la papilla.
Abrimos el horno, sacamos el crisol, volcamos el bronce por el bebedero y apagamos el mechero.
Mañana destruiremos el molde y descubriremos la escultura.
¿Será Gea el nacimiento del catastrofismo?
Javier de Benito